lunes, 18 de abril de 2011

Violencias invisibles

 Doña María, 87 años








Rostros de mujeres  intervenidas con testimonios de violencia de género en el contexto del conflicto armado colombiano.

La violencia sexual y de género no es un fenómeno nuevo en Colombia. Ha sido una constante en la historia del país y una característica del conflicto, en el que las fuerzas de seguridad y los paramilitares apoyados por el ejército se enfrentan a varios grupos guerrilleros, cada uno de ellos disputándose el control del territorio y los recursos económicos. La violación, utilizada como método de tortura o como forma de lesionar el “honor del enemigo”, ha sido algo habitual. A menudo, los crímenes por motivos políticos y los crímenes de violencia sexual ni siquiera se reflejan en las cifras oficiales, excluidos de ellas por englobarlos dentro de los llamados “crímenes pasionales.
Quizás más que el honor de la víctima, el blanco de la violencia sexual contra las mujeres es lo que se percibe como el honor del enemigo. La agresión sexual a menudo se considera y practica como medio para humillar al adversario. La violencia sexual contra la mujer tiene por objeto enrostrar la victoria a los hombres del otro bando, que no han sabido proteger a sus mujeres. Es un mensaje de castración y mutilación al mismo tiempo. Es una batalla entre hombres que se libra en los cuerpos*  

*Documento ONU E/CN.4/1998/54, párr. 12. Radhika Coomaraswamy, relatora especial de Naciones Unidas sobre violencia contra la mujer, con inclusión de sus causas y consecuencias, precisó en su informe de 1998

Los testimonios utilizados fueron  tomados de los archivos del 
 Comité Internacional de la Cruz Roja y del informe para Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación 2010
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María es una abuela de 87 años, pelo largo recogido en una cola, menudita, ojos cafés, dedos pequeños, de uñas recién cortadas. Lleva vestido y enaguas. La tela es de flores y pájaros. Sus zapatos son negros de amarrar, de suela de caucho. La violaron el viernes 9 de noviembre de 2007, día consagrado a una virgen italiana de la Edad Media. Desde entonces, la expresión de María es casi siempre lejana, dura, rabiosa. Fue un soldado encapuchado.

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Mientras la violaba, el guerrillero le gritaba insultos, y después la amenazaba. Cuando todo terminó ella se fue al patio y buscó el limonero, a un lado del baño. Corté unos limones, los partí y me los pasé por todo el cuerpo, las piernas, el pecho, los brazos, la boca.

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“Mi enemigo se quedó un rato y después se fue cansado de hacerme mal”, dice. María lavó las sábanas y las cobijas sucias de sangre y se bañó el cuerpo con jabón de ropa. No le dijo nada a nadie porque los soldados rondaban por ahí y ella ya no les creía que fueran buenos.
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A una chica de 18 años con embarazo le metieron un palo por las partes y se asomó por arriba. La descuartizaron. [...] A las mujeres las desnudaron y las pusieron a bailar delante de sus maridos. Varias fueron violadas. Desde un rancho próximo a El Salado [departamento de Bolívar] se escuchaban los gritos

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